El diseño moderno de
edificios con materiales sintéticos y equipos de trabajo contaminantes ha
añadido un problema nuevo, el síndrome del edificio enfermo, a los problemas de
disconfort de los locales tradicionalmente dedicados a la docencia. Este síndrome
se caracteriza por una serie de síntomas que son comunes a otras enfermedades.
Lo que lo distingue de las demás es que los síntomas desaparecen cuando se
abandona el edificio y que lo normal es que afecte a varias de las personas que
allí trabajan. Según la OMS, cuando un 20% al menos de las personas presentan
estos síntomas, se ha de considerar que el edificio está “enfermo”. La
prevalencia de unos u otros síntomas dependerá del lugar de trabajo.
La jornada laboral docente, sumando el trabajo en
la escuela y el que se realiza en la casa más el trabajo doméstico, se hace
interminable y los descansos o pausas a tener en cuenta en todo proceso de
trabajo son muy escasos y no considerados.
En la actualidad, fuera del
horario de trabajo hay que agregar una intensa actividad de capacitación
obligatoria y voluntaria, que es relevante para permanecer en el sistema e
incrementar el puntaje de méritos para la estabilidad laboral.
La arquitectura de los edificios en la última
década ha intentado buscar métodos de construcción cada vez más rápidos y
baratos. Los materiales prefabricados y sintéticos se apoderaron de nuestras
moradas. Los edificios de vidrio, transparentes, reflectantes, la ventilación
artificial, para que en la fachada no hubiera ningún distorsión estética en la
superficie de la misma por una ventana abierta, crecieron como setas. Pero
mientras estos edificios acristalados se multiplicaban por doquier también
aumentaron los casos de personas que habitándolos acababan enfermas. Había
nacido el síndrome del edificio enfermo (SEE).
Edificio sin ventilación, con materiales sintéticos
afectado por el Síndrome del Edifico Enfermo en Barcelona (abril 2013).
Lógicamente, el edificio enfermo es un síndrome
resultado de un cúmulo de circunstancias. Por supuesto, el principal factor es
la ventilación artificial en un ambiente en el que predominan los materiales
sintéticos en el mobiliario, el suelo, las paredes, el techo, etc. Además
también inciden el uso masivo de sistemas de iluminación de fluorescencia
muchas veces con balastos baratos que emiten campos magnéticos y no minimizan
el tintineo de estos. La presencia de equipos ofimáticos que emiten ozono y
otras sustancias así como la aparatosa acumulación de cables de electricidad y
de las redes informáticas por doquier, constituyen el cóctel que genera el SEE.
En las causas del mismo subyace no sólo una cuestión de tipo conceptual en el
buen empleo de materiales y apantallamiento por ejemplo de campos
electromagnéticos, sino también criterios estéticos que prevalecen sobre una
funcionalidad saludable.
El SEE se ceba especialmente en los edificios de
oficinas, pero también en equipamientos culturales e incluso escuelas. El
último de los casos que han estallado en el centro de Barcelona es en una
moderna biblioteca que alberga también una guardería infantil. Primero fueron
las bibliotecarias en quedar afectadas por la lipoatrofia, luego algunos de los
niños de 2 a 5 años de la guardería ubicada en los bajos del edificio enfermo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario